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A veces las palabras, no son suficiente.

Me ha parecido curioso darme cuenta, de que nunca le había prestado atención a la comunicación no verbal. Cuando hablamos de la comunicación, siempre pensamos en nuestra capacidad de hablar, o de escribir. Personalmente, nunca había pensado en esos miles de gestos que puedo llegar a hacer en un día, y sin los que no podría vivir.
¿Qué sería del mundo sin esos gestos que tanto aportan a nuestras relaciones con el resto de la humanidad?
Sería un mundo insensible. No puedo imaginar a esa bonita dependienta, que te atiende cuando compras el pan, sin sonreírte mientras te da las gracias y se despide. Tampoco puedo imaginar las clases, en las que los alumnos desarrollamos la capacidad de hablar por señas, para que el profesor no nos riña. Ni tampoco el pasear por una de las calles de tu ciudad, y no levantar tu mano, agitándola, para saludar a tu amiga que está en la acera de enfrente.

Una vida sin comunicación no verbal, sería una vida fría y sin sentimientos. Necesitamos esos gestos en nuestro día a día. Porque a veces las palabras, no son suficiente.  

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