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Melancolía precoz.


Poco a poco, las habitaciones van quedando vacías. Ya no hay libros en las estanterías. Ya no hay comida en la nevera. Ya no hay ropa en los armarios. Lo único que queda en el salón, son cajas. Cajas sobre cajas, que contienen lo poco que faltaba. La sensación es muy extraña. Después de casi 5 años viviendo entre estas paredes, después de haber acumulado millones de recuerdos, después de haber odiado ésta casa... Siento una melancolía precoz. Una parte de mí no quiere irse, pero la otra parte, hace tiempo que está aporreando la puta puerta para que la dejen salir.

Echaré de menos este lugar, pero sé que me genial estaré en mi nuevo hogar. Después de todo, necesitaba urgentemente un cambio de aires.

Porque no tener una buena razón para quedarse, es una muy buena razón para irse. 



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