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Mundo mueriendo.

Quizás no sea como esperabas. Pero me gusta hacer las cosas de un modo distinto, diferente y especial. 
Quizás simplemente no esperabas nada... Si es así por una parte te envidio, pero por otra te odio. Si, es verdad que si no esperas nada de nadie, nunca te decepcionan. Pero no esperar nada de nadie, es estar vacío. Esperar cualquier cosa de cualquier persona, es doloroso pero bonito y precioso.

Me presento:
Soy la niña que está enfadada con el mundo. Enfadada con la humanidad. Me parece increíble que después de conseguir haber encontrado respuestas a casi todo, después de haber inventado ordenadores, después de haber inventado Internet, la rueda , el teléfono... ¡O incluso algo tan impresionante como la escritura! Seamos los más tontos del planeta. Sí, los más estúpidos. Nos estamos cargando el único sitio en el que podemos vivir. Y casi nadie hace nada para impedirlo. 
Tenemos recursos suficientes para cambiar el mundo, y para corregir todos los errores que están haciendo que nuestro increíble planeta se muera. Todos podemos ayudar. Nunca pienses que no tienes el poder para ayudar, porque todos lo tenemos. Gota a gota, se hace un río.

Demasiados cambios.

Allí estaban ellas. Totalmente distintas, pero parecidas a la vez. Habían olvidado lo que era sonreír porque sí. Habían olvidado lo que era vivir sin preocupaciones. Habían olvidado lo que era olvidar. Habían olvidado lo que era ser pequeñas. El tiempo había pasado, arrasando con las dulces partes de niña, que cada una de ellas había guardado dentro de su corazón. Aquellas niñas que se columpiaban para volar, aquellas niñas que cantaban cualquier canción a gritos, aquellas niñas que compartían sus ropas, aquellas niñas que compartían juguetes... Ahora ya eran mujeres.
Una se preocupaba más por su modo de vestir, y siempre quería estar fabulosa. Otra ahora era la chica guapa en la que todos se fijaban. Una seguía siendo muy inocente y dulce, pero enfadada se convertía en alguien muy peligroso. Otra tenía complejos, que no le permitían brillar del modo en que ella siempre había brillado.
Demasiados cambios.

Melancolía precoz.


Poco a poco, las habitaciones van quedando vacías. Ya no hay libros en las estanterías. Ya no hay comida en la nevera. Ya no hay ropa en los armarios. Lo único que queda en el salón, son cajas. Cajas sobre cajas, que contienen lo poco que faltaba. La sensación es muy extraña. Después de casi 5 años viviendo entre estas paredes, después de haber acumulado millones de recuerdos, después de haber odiado ésta casa... Siento una melancolía precoz. Una parte de mí no quiere irse, pero la otra parte, hace tiempo que está aporreando la puta puerta para que la dejen salir.

Echaré de menos este lugar, pero sé que me genial estaré en mi nuevo hogar. Después de todo, necesitaba urgentemente un cambio de aires.

Porque no tener una buena razón para quedarse, es una muy buena razón para irse. 



A veces las palabras, no son suficiente.

Me ha parecido curioso darme cuenta, de que nunca le había prestado atención a la comunicación no verbal. Cuando hablamos de la comunicación, siempre pensamos en nuestra capacidad de hablar, o de escribir. Personalmente, nunca había pensado en esos miles de gestos que puedo llegar a hacer en un día, y sin los que no podría vivir.
¿Qué sería del mundo sin esos gestos que tanto aportan a nuestras relaciones con el resto de la humanidad?
Sería un mundo insensible. No puedo imaginar a esa bonita dependienta, que te atiende cuando compras el pan, sin sonreírte mientras te da las gracias y se despide. Tampoco puedo imaginar las clases, en las que los alumnos desarrollamos la capacidad de hablar por señas, para que el profesor no nos riña. Ni tampoco el pasear por una de las calles de tu ciudad, y no levantar tu mano, agitándola, para saludar a tu amiga que está en la acera de enfrente.

Una vida sin comunicación no verbal, sería una vida fría y sin sentimientos. Necesitamos esos gestos en nuestro día a día. Porque a veces las palabras, no son suficiente.  

Prohibido enamorarse.


+ Algún día te enamoraras de verdad.
- No. Yo no busco amor. Yo viajaré por todo el mundo con mi cámara... Nada de ataduras.
+ Hasta que un día estés haciendo una foto a un monumento, te eches hacia atrás para poder fotografiarlo entero, te tropieces con alguien, un chico con una cámara de fotos en sus manos. Hablareis, te encantará y te enamorarás.
- No. 
+ Sí
- No. La vida no es una película.